Cuando hablamos de dirt en BMX, hablamos de raíces. Y cuando hablamos de raíces, hablamos de S&M Bikes. En su más reciente producción, «9 Acres – Shark at the Pond», la marca californiana vuelve a mostrarnos por qué su legado es intocable.
Este clip, grabado en los famosos 9 Acres Trails, es una oda al BMX en su forma más natural: tierra, bicicletas y una crew unida por la pasión de volar.
Un entorno mágico y real
Ubicados en lo profundo de la California rural, los 9 Acres no son solo un lugar para montar, son un símbolo de comunidad, constancia y dedicación. Cada salto está moldeado a mano, cada línea diseñada con amor, y cada truco se celebra como una victoria colectiva.
El ambiente es relajado, los perros corren entre los árboles, y los riders comparten cerveza, risas y herramientas. Y en medio de la nueva línea, incluyen un «Sharkfin«, un doble que aporta flow, energía y una sonrisa permanente en todos aquellos que consiguen superarlo.
Trucos con estilo, no con ego
Aquí no hay presión de competir. Solo la emoción de montar. En «Shark at the Pond», destacan:
- Whips muy marcados en dobles de más de 4 metros.
- Tabletops perfectos que parecen coreografiados.
- No-handers clásicos bien marcados.
Todo rodado con ese estilo que no busca impresionar, sino inspirar.
La familia S&M: más que una marca
Desde sus inicios en el año 1987, S&M Bikes ha sido sinónimo de independencia, pasión y autenticidad. Es una marca creada por Greg «Scott» Swingrover and Chris «Mad Dog» Moeller ,de riders para riders, con productos hechos en EE.UU. y una filosofía que prioriza la comunidad sobre la comercialización.
En este vídeo, se nota: riders de todas las edades, generaciones unidas, y un enfoque en la diversión sobre el rendimiento. La presencia de leyendas y nuevos talentos en el mismo spot demuestra que en S&M, el respeto se gana en la tierra, no en las redes.
Si el Dirt tiene un corazón, late en los 9 Acres
«Shark at the Pond» es más que un vídeo, es una postal viva del BMX dirt: sudor, sol, polvo y amistad. Gracias a S&M Bikes por recordarnos que el verdadero valor del BMX no está solo en los trucos, sino en la conexión humana, la constancia diaria y ese amor irreductible por el aire, la velocidad y la tierra moldeada a pala.